Estas verduras, aparte de crudas en ensalada
(con frutas por ejemplo, resultan deliciosas), pueden ser sometidas a todas las
técnicas de cocina que conocemos sin que se altere su sabor y por tanto sin que
pierdan ese olor tan característico que poseen, aunque si pueden cambiar en
color y textura. Empecemos por ahí, Las algas no están saladas, y si alguien ha oído eso alguna vez, es falso,
un ejemplo: el pescado vive en el mar, está salado? Evidente mente, si
compramos algas en salazón, pues lógicamente, tendremos que desalarlas, pero si
las compráis deshidratadas tenéis que echarlas en agua con sal, no?, pues las
algas frescas y en salmuera no se tienen que lavar, pues ya vienen limpitas.
A continuación os dejo un esquema sobre como
trabajar las algas según el formato en el que se encuentren:
FRESCO: Abrir el paquete y listo tanto como para
cocinar, como para comer en crudo.
AL NATURAL: Exactamente igual que el fresco pero
os recomiendo que no las cocineis mucho ya que vienen ya cocidas.
EN SALAZÓN CON SAL REFINADA: Ya sea para comer
crudo o cocinar, hay que remojarlas un par de veces y probarlas antes de
añadirlas al plato ya que depende de la especie unas cogen la sal más que
otras.
EN SALAZÓN CON SAL NATURAL: Esta sal es menos
salada y más gorda que la otra por lo que no penetra en el tejido y no altera
el sabor. Para comerla cruda o en recetas que no lleven agua, solo hay que
enjuagarla debajo del grifo y para cocinarla en preparaciones con agua es
suficiente con sacudirla y no le añadimos más sal al caldo.
DESHIDRATADA: Depende mucho de la especie que
sea, si vamos a comerla cruda, lo mejor es seguir las instrucciones que vienen
en el envase, en cuanto a tiempos de remojo y cantidad de sal en el agua para
que cuando se hidrate recupere totalmente su textura y sabor. Y si vamos a
cocinarla, la añadiremos a la receta en función de el grosor del alga, por
ejemplo: el Kombu necesita más tiempo de cocción que la lechuga de mar que es
mucho más fina.